Como Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana, hemos emprendido una ruta estratégica hacia 2026 que parte de una convicción simple pero contundente: la formación de ingenieros debe anticiparse al cambio, no reaccionar a él. Para lograrlo, hemos definido tres pilares que orientan nuestras decisiones y que considero inaplazables para cualquier institución que aspire a tener un papel relevante en el desarrollo del país: una formación integral, ecosistemas académicos conectados y una facultad abierta, colaborativa y en sintonía con los desafíos nacionales.

Este enfoque no se queda en los discursos. Implica revisar currículos, fortalecer capacidades de investigación aplicada, consolidar alianzas con el sector productivo, promover espacios interdisciplinarios y, sobre todo, escuchar a una comunidad educativa diversa, crítica y comprometida. Transformar la enseñanza en ingeniería significa adoptar metodologías activas que sitúen al estudiante como protagonista, fomenten el pensamiento crítico y alimenten la creatividad para enfrentar problemas complejos. Innovar, en este sentido, no es digitalizar por digitalizar; es diseñar experiencias que tengan sentido, que conecten con la realidad y que preparen para la colaboración entre diferentes saberes.

En un país como Colombia, la ingeniería tiene una responsabilidad ineludible: aportar soluciones concretas a retos como la movilidad sostenible, la infraestructura resiliente, la transición energética, la seguridad digital y el bienestar social. Por eso, formar ingenieros con propósito supone cultivar no solo excelencia técnica, sino también sensibilidad humana y una comprensión profunda del territorio, de sus comunidades y de los contextos donde intervenimos. La ética y la sostenibilidad no pueden ser anexos a la formación; deben ser su columna vertebral.

Comprender las tendencias globales —como la inteligencia artificial, la automatización, la digitalización industrial y los nuevos sistemas energéticos— es indispensable. Pero en la Javeriana añadimos un sello propio: un enfoque social que recuerda que ninguna solución técnica es completa si no reconoce a las personas a las que busca servir.

Finalmente, la ingeniería no puede seguir pensándose desde la torre de marfil universitaria. La participación activa en redes internacionales, el diálogo constante con la industria, los proyectos conjuntos con organismos públicos y privados, y la cooperación con otras universidades de la Compañía de Jesús no son esfuerzos externos a la academia: son parte esencial de nuestra misión. Una ingeniería conectada es una ingeniería pertinente.

Construir la ingeniería del mañana exige decisiones con propósito, capaces de alinear nuestras capacidades con las necesidades del país y del mundo. Exige coherencia, visión y un compromiso profundo con la formación de profesionales que entiendan que su trabajo transforma vidas.

En la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana estamos convencidos de que el futuro no se espera: se construye. Y se construye desde hoy, con acciones deliberadas, con responsabilidad y con una apuesta clara por una ingeniería más humana, más integral y más consciente de su papel en la sociedad.

Por: Diego Alejandro Patiño Guevara Decano de la Facultad de Ingeniería, Pontificia Universidad Javeriana.