La Universidad significa mucho para mí, no sólo en el ámbito académico, sino en el espiritual y social, mi segunda casa durante cuatro años, un espacio seguro, con personas maravillosas que me apoyaron y ayudaron. A través del grupo de inductores, encontré otra familia y viví el proyecto Ignaciano de acompañamiento. Recibir esta distinción me llena de gratitud, pues refleja el reconocimiento a mi esfuerzo académico y a mi actuar en cada grupo donde participé, y saber que proviene de mi alma mater, ésta que me vio crecer y me formó como profesional hace que sea mucho más valiosa.